Estos entre otros son los temas más comunes que las personas llevan a consulta en sexualidad: mujeres que no tienen orgasmos, hombres que no tienen erecciones o tienen eyaculaciones precoces, mujeres que no sienten placer con la penetración o la falta de deseo sexual.

¿Qué sucede con las relaciones sexuales hoy en día? Nada, solo que antes las personas no se quejaban o reservaban todo para su intimidad personal porque no hablaban ni con su pareja. El silencio en torno a la sexualidad ha causado dolor, vergüenza y frustración; ha dejado a las personas ignorantes acerca de la salud sexual – referida al placer – y,  aunque muchos buscan ayuda terapéutica, la gran mayoría prefiere soportar la situación como se esté presentando.

En Sexología abundan las técnicas, los procedimientos médicos y los fármacos que buscan mejorar la vida sexual de las personas con un éxito relativamente bajo. La realidad es que ahora se pretende manejar con un medicamento lo que es relativo a los aprendizajes, mitos, creencias, sentimientos, falta de comunicación e ignorancia del conocimiento científico sobre el tema.

 

 

Desde una perspectiva holística, la forma de caminar, relacionarse, comer, dormir, trabajar o hacer el amor son totalmente iguales en la persona dado que el sujeto es integral y todos los aspectos son expresiones de su forma de estar en el mundo, de su manera de existir. Por ejemplo, una persona que no tiene muy desarrollada la empatía (ponerse en el lugar del otro), tenderá a ser metida en ella misma, tanto que solo le importará su placer,  dejando la relación sexual a la satisfacción personal y con poca o ninguna preocupación por la satisfacción de su pareja. Estas personas pueden ser indiferentes  y  les cuesta pensar en el bienestar del otro. Se puede también observar  la misma dificultad de darse cuenta sobre la  necesita de apoyo, colaboración o cuidado en otros ámbitos de la relación.

Por otro lado, nuestra cultura ha centrado la sexualidad en la genitalidad, lo que es una limitación de la capacidad erótica que tenemos los seres humanos. De hecho, algunos textos describen la relación sexual en tres fases: pre-coito, coito y post-coito, dejando el coito (acto de introducción del pene en la vagina o el ano) como protagonista del encuentro.

El resultado de lo anterior ha sido:

  • Falocentrismo: tomar el falo (pene) como lo más importante en la sexualidad.
  • Desconocimiento de las posibilidades placenteras de todo el cuerpo.
  • Relaciones sexuales displacenteras.
  • Generación de disfuncionalidad sexual por causas psicosociales.

En consecuencia, el marco en el que se concibe la sexualidad ha quedado restringida a algunas prácticas sexuales que aunque intentan ser diferentes, se centran en lo mismo, la penetración. Esta tiene como condición sine qua non el pene erecto, con lo cual muchos hombres restringen su presencia en lo sexual a su pene y las mujeres a su vagina, senos y nalgas, estas últimas dos partes han sido resaltadas en los últimos años.

La riqueza y el placer que nos brindan todos los sentidos como ver, escuchar, saborear, oler, percibir el entorno y relacionarnos, son vitales en el crecimiento de la vida sexual de las personas. El enriquecimiento de nuestras posibilidades de placer a través del autoconocimiento y la revisión de los aprendizajes, los mitos y tabúes, permite que ampliemos la concepción de la sexualidad y hagamos de ella una expresión del erotismo que gratifique a las personas y fortalezca la vida de las parejas.

Desde la comunicación física, mental y espiritual estaremos conectando con el otro, más allá del cuerpo, hasta el alma. Acercarse al otro como un ser total, que es todo un cuerpo dispuesto al placer y también un ser humano con creencias, deseos, fantasías, temores, gustos, significados distintos, garantizará que “hacer el amor” sea más que sexo, un encuentro.

Trabajar en los elementos descritos hará de usted un ser más feliz.

Autora:

Monica Lozada Paez

Directora General

Grupo Awen S.A.S.

Próximamente…

Taller para Parejas: DEL CUERPO AL ALMA.

Octubre 2015

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